Coworking: trabajar en un ambiente enriquecedor
El concepto de coworking ha casado algo tan cotidiano como trabajar juntos con algo tan revolucionario como… ¡trabajar juntos! Y es que la idea de que varios profesionales compartan el mismo espacio de trabajo no es para nada nueva. Es una historia antigua como el tiempo, solo que se actualizó un poco para adaptarse al estándar moderno, al igual que, por ejemplo, las casas de apuestas de hoy en día se adaptan al estilo de vida moderno y rápido al brindarles a sus usuarios ofertas como bet365 bonus. No hay más que ver la redacción de un periódico, una comisaría de policía o prácticamente cualquier oficina de cualquier tipo. En general, se trata de empleados contratados por una empresa y cada uno cumple una misión específica en función del puesto que ocupe (por ejemplo, en las oficinas de un banco) aunque, en ocasiones, todos los trabajadores tienen el mismo puesto y realizan el mismo trabajo (por ejemplo, en una centralita de llamadas). Otras veces, un grupo de profesionales del mismo gremio se asocian para disfrutar de ciertas ventajas (como en un bufete de abogados).
La gran diferencia entre, digamos, una oficina convencional y un coworking es que, en el caso del coworking, los profesionales que comparten el espacio de trabajo realizan tareas independientes por completo, pueden provenir de áreas muy dispares y no se encuentran asociados en forma alguna. Un coworking es un lugar dinámico, multidisciplinar y motivador: una solución ideal para los profesionales independientes de hoy en día. Para empezar, para un autónomo resulta bastante económico, en comparación con asumir los gastos del alquiler de un local propio. Es cierto que muchos autónomos se ahorran este gasto trabajando desde casa, aunque esto conlleva varios inconvenientes: en casa tenemos más distracciones, monotonía y soledad. Sí, sí, ¡soledad! Tanto es así, que el autónomo o empleado que trabaja desde casa puede llegar a sentirse muy aislado del mundo e, incluso, de su propio entorno profesional. Se pierde todos esos momentos de convivencia: conversaciones, bromas y buen humor con los compañeros de la oficina, salir a desayunar juntos o a tomarse unas cañas después del trabajo. Vale, tiene la suerte de que no hay un jefe cerca tocándole las narices, ¡pero en el coworking, tampoco!
Un coworking es una oportunidad excepcional de ampliar el círculo profesional y social, trabajar en un ambiente motivador a un precio asequible, ganar visibilidad y nuevos clientes y enriquecerse con las ideas, los puntos de vista y las competencias ajenas. Siempre resulta útil tener alrededor a otros profesionales a la hora de enfrentarse a alguna dificultad. Por ejemplo, en un coworking donde cohabiten un diseñador gráfico, un publicista, un redactor, un traductor y un programador, el talento de cada uno beneficia a los otros: ¿El traductor precisa retocar una imagen? ¿El publicista necesita una mano con el inglés? ¿El programador tiene que enviar un correo importante y quiere asegurarse de que no haya ninguna falta de ortografía? ¿El diseñador gráfico necesita una opinión objetiva sobre cómo ha quedado un diseño?
Gracias a internet, cada vez hay más oportunidades de teletrabajo y más profesionales que se organizan por su cuenta para ofrecer sus servicios a clientes en todo el mundo. Los coworkings han proliferado rápido y, sin duda, darán mucho de qué hablar.